La ciudad de un cuento de hadas

Fuente: visitbruges.be

Y es que como si de un cuento de hadas se tratará, me adentré con mi maleta nueva por las mojadas calles de aquella ciudad. Ni el aire frío ni la lluvia escondían la magia que emanaba aquel lugar. La noche caía, pero las luces de Navidad, colgadas de lado a lado, y los árboles decorados, resplandecían añadiendo más fantasía si cabe a esa mágica ciudad.

Encantadora, cautivadora, romántica, inolvidable… No encontraba los adjetivos suficientes para describir lo que sentía cuando recorría las calles y los canales de Brujas. A los pocos instantes de estar en la ciudad, no tienes ningún tipo de duda del porqué fue nombrada en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad.

Tenía tantas cosas por ver y tanta curiosidad que no sabía por dónde empezar. Así que con la guía debajo del brazo comencé a caminar. No me dio tiempo ni a pensar cuando de pronto, bajando una pequeña calle, me encontré de frente con un impresionante edificio iluminado. Abrí mi guía y lo busqué. Se trataba de Stadhuis (Ayuntamiento). Una obra de 1376 que se ha convertido en uno de los edificios más carismáticos de la ciudad.

No muy lejos de allí, me topé con el inconfundible mercado del pescado, el mercado Vismarkt. Fue construido en 1821 y es fácilmente reconocible por sus columnatas. A día de hoy, se puede seguir comprando pescado fresco de martes a sábado.

La visita continuaba y entre calles y calles descubrí Grote Markt (Plaza Mayor) rodeada de espectaculares fachadas y reinada por un majestuoso Campanario. Se trata de uno de los lugares más concurridos, ya que aparte de ser el centro de la ciudad, es donde se encuentran los puestos de patatas fritas ¡más famosos del mundo! Mi visita a uno de ellos no podía faltar. Se me hacía la boca agua con solo pensarlo. Tentempié delicioso y económico para coger fuerzas para seguir visitando.

Fuerzas que me iban a venir bien cuando vi la altura y los escalones que tenía que subir para llegar a la cima de la torre más importante de Brujas, Belfort (Campanario). ¡Mide 83 metros y tiene 366 escalones! Aunque, sí que es cierto que el esfuerzo mereció la pena. Desde arriba pude apreciar, aún más si cabe, la espectacular ciudad.

Mi visita duró dos días, suficientes para recorrerme toda la ciudad. Sin embargo, aunque solo haya nombrado estos cuatro sitios, Brujas esconde mucho más. Para descubrirlos lo único que tienes que hacer es perderte entre sus calles,  porque así y solo así, se pueden descubrir los maravillosos rinconcitos que esconde

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